Creamos tensión desde que somos pequeños a través de lo que sentimos cuando lo que sentimos lo experimentamos como algo confuso, agobiante, no apropiado, peligroso.
Puede ser algo que se origina en ese momento o que heredamos de los padres, los ancestros o del medio en el que vivimos. Sea lo que sea, se configura en nuestro “territorio interno “en forma de tensión incorrecta. Ya sea por exceso o por defecto.
Por ejemplo: imagínate a un niño de 3 o 4 años que percibe el territorio donde se desarrolla su vida amenazado por la infelicidad, dolor de la madre o del padre.
El niño va a experimentar esto como una tensión en el cuerpo, y sobre esta tensión se ira configurando su vida.
La sensación/el sentir es el “dato” primario a través del que nuestro cuerpo se relaciona y reacciona. Reside en el cuerpo y
SE VA REGISTRANDO EN EL SISTEMA NERVIOSO COMO EXPERIENCIAS.
La emoción esta entre lo mental y lo físico, y la energía del pensamiento es mental. Algo así como que en un principio, primero hay una sensación, luego una emoción y después un pensamiento.
ES POR ESTO QUE VAMOS AL CUERPO, DONDE SE REGISTRA EL SENTIR, EL PRIMER INPUT, y donde buscamos el origen de la tensión del sufrimiento.
El cuerpo es algo concreto donde la búsqueda va ser más rápida y eficaz porque es en donde reside el origen de la tensión como sufrimiento, como desconexión.
UNA VIBRACIÓN QUE NO EXPERIMENTA SU CICLO COMPLETO CREA LA TENSIÓN.
Palabras para testar/investigar: sentir, experiencias previas de esta vida de otras, de otros de afuera, territorio externo, qué energía hay, crear espacio para disipar, dar lugar borrar.
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